12/25/2013

MARATÓN #HCWYLEI Capítulo 119

Se estiró y abrió el primer cajón de su mesita de noche. Luego cogió un preservativo y volvió a situarse entre mis piernas.
Abrió el paquetito.
De un momento a otro sentí que él estaba haciendo todo y que yo no hacía nada, y se supone que esto es un acto íntimo entre dos personas, no sólo una.
-Puedo hacerlo yo, si quieres.- Murmuré. Me impresioné por lo ronca que había sonado mi voz y sentí como mis mejillas se bañaban en un tono rojo carmín.
Eso sí que sería íntimo.
Me cogió de las manos e hizo que me sentara. Él seguía entre mis piernas, arrodillado. Colocó sus manos a los lados de mi cara, urgiendome a levantar la cabeza y a abrir mis labios para recibir un beso muy intenso y sensual.
+Estaría encantado.- Murmuró jadeando, y me dió el preservativo.
+Tienes que apretar la punta del condón para que no quede aire ahí; luego colocarlo, tirar hasta abajo y no dejar de aplastar la punta hasta que ya esté puesto. No puede quedar aire dentro, cariño.
-No parece tan complicado.- Susurré sonriendo, aunque mis manos me delataban porque temblaba.
Me dio un beso en la frente, luego un beso húmedo en el cuello, luego otro en la clavícula...
Cerré los ojos, intentando controlar mi respiración y el temblor que sufría mi cuerpo.
-Harry, así no me vas a  dejar terminar de hacer esto.-Susurré, todavía con los ojos cerrados.
Se separó un poco de mi y respiré hondo. Entonces, aplasté la puntita del preservativo.
+Bien.- Susurró, y me acarició el brazo.
Sentía el calor y el cosquilleo que dejó su mano en mi piel.
Luego miré su erección pegada a su abdomen. No puedo casi ni pensar en otra cosa que no sea en lo grande y gruesa que es.
Introduje el preservativo en el glande poco a poco, y cerró los puños. Después, empecé a bajarlo lentamente, con manos temblorosas. No sé si lo estoy haciendo bien, pero en mi opinión, lo hago como él me ha dicho.
Cerró los ojos y se mordió el labio. Luego tomó aire mientras yo seguía concentrada en mi tarea.
+Cariño, tan lento no, que me estás matando.- Dijo con los dientes apretados.
Moví mis dedos un poco más rapido y terminé de colocarlo.
¡Lo he hecho!
Le sonreí victoriosamente y él me acarició la mejilla con cariño y me besó, mientras hacía que me tumbara en la cama.
+¿Estás segura de esto?- Susurró.
-Sí.- Susurré, mirándolo a los ojos.
+¿Hablas tú o habla el deseo?
Sonreí.
-¿No estás seguro, Harry?
+No, no, era sólo que tenía la duda.- Susurró e intenté no reír.
Ya, claro, una duda.
-Harry, estoy debajo de ti, desnuda, y tú estás encima mío, desnudo también; mis piernas están abiertas y tú estás entre ellas. Además, ya llevas puesto un preservativo... ¿Crees que no estoy segura?- Sonrió.- De lo único que sigo sin estar segura es de lo grande que eres.-Murmuré mientras me besaba. Rozó sus labios con los mios y apoyó su frente en la mia.
+(Tn)______, no te voy a hacer daño. Nunca te haría daño; no a propósito. Quiero que estemos unidos, lo más unidos posibles. Quiero tenerte para mi, reclamarte y que seas mia... Saber que me perteneces, que eres sólo para mi. Te diría que disfrutaríamos de noches inolvidables, pero para mi, cada segundo contigo es inolvidable. Te quiero a ti unida a mi de todas las maneras posibles; entrelazados, sin el más mínimo espacio entre nosotros.- Me besó dulce y sensualmente.
Gemí y levanté mi pelvis en reacción al beso.
-Te amo. Soy sólo tuya, Harry.
+Yo también te amo, y soy sólo tuyo, (Tn)_______.
Esa frase me hizo besarlo con desesperación. No pude evitarlo. Es mío. Sólo mío... Y me ama.
Le besé con pasión, tocando su musculoso cuerpo, enrredando mi lengua con la de él.
Y él bajó su mano izquierda, acariciando mi pierna derecha, para luego subirmela y que quedara doblada. Hizo lo mismo con mi pierna izquierda, y me abrió más las piernas.
+Es para que se nos haga más fácil y menos doloroso.-Susurró, y me acarició los pechos de nuevo.
Gemí y rozó su pene con mi vagina.
Le besé por toda la mandíbula mientras acariciaba su espalda, su perfilada y musculosa espalda.
Luego, poco a poco, fui sintiendo como se movía y colocaba sus manos en mis piernas, y luego sentí cómo se posicionaba mientras me besaba.
Me asusté, pero respiré hondo. Me siento muy... expuesta.
Voy a perder la virginidad esta noche con el chico al que amo y con el único por el que he sentido algo así, y se va a comportar bien conmigo porque me ama también.
Me miró a los ojos.
+Si no estás segura, sólo dime que me detenga.- Susurró.
Lo miré a los ojos y sonreí, nerviosa.
-Hazlo ya.-Susurré, y le mordí la mejilla derecha.
+Tus deseos son órdenes.- Susurró, y sentí cómo su glande empezaba a penetrar en mi. Poco a poco. Muy lentamente.
Gemí y clavé mis uñas en su espalda.
Él jadeó y cerró los ojos fuertemente.
Sentía como mis paredes vaginales se estiraban para dar paso a esa nueva intrusión, era doloroso, pero nunca había sentido tanto placer.
+Qué pequeña eres.-Murmuró con su ronca voz y me rozó los labios.
Entró unos centímetros más en mi y se detuvo.
Lo miré.
Me siento extraña y llena, muy llena.
+Esto te puede doler.- Me dijo.
Asentí.
-Estoy preparada.
Y, entonces, hizo un movimiento un poco brusco y sentí algo parecido a un fuerte pellizco dentro de mi.
Me mordí el labio para no gritar. Sé lo que ha pasado; ahora sí que me va desvirgado, ha roto mi hímen, pero duele. Y duele mucho.
Cerré los ojos porque se me llenaron de lágrimas, y no quiero llorar.
Después de ese pequeño movimiento brusco, Harry se quedó quieto, con la mandíbula apretada, haciendo un gran esfuerzo para él.
Me besó los ojos, las mejillas, la mandíbula, la frente...
+Lo siento tanto...- Susurró.- Esto era lo que no quería que pasara. Lo siento mucho.
Y siguió besándome.
Le acaricié el pelo y abrí los ojos.
-Estoy bien, solo... Deja que me acostumbre a la sensación, ¿vale? De verdad que estoy bien, Hazza. Esto es inevitable.
Me miró a los ojos fijamente y me besó lentamente mientras subía una de sus manos para acariciarme los pechos. Tan lentamente que intentaba no dejarme llevar, porque mis caderas querían moverse al compás de ese beso y de esas caricias.
Otra de sus manos la bajó hasta mi  vagina, y ahí empezó a rozar mi clítoris lentamente.
Poco a poco, mis jadeos pasaron a ser gemidos.
+¿Te encuentras mejor?- Susurró.
Le besé profundamente, mientras le acariciaba los abdominales.
+Eso es un sí... ¿Estás lista para que me siga moviendo?-Dijo con su voz ronca y sensual.
-Hazme el amor.- Le susurré al oído.
Gimió.
+Eso no lo dudes.
Y salió lentamente de mi. Dolía, es decir, ardía un poco porque es tan grande que hace que mis paredes vaginales se estiren por completo para albergarlo a él... Y todavía no ha entrado por completo en mi. Pero la sensación en sí, me vuelve loca.
Empezó a entrar de nuevo, poco a poco, y gemí fuertemente. Cuando llegó un poco más allá de la vez anterior, volvió a dolerme y me mordí el labio.
+No voy a llegar mucho más lejos que esto, cariño... No quiero hacerte daño.

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